Estoy harta.
Harta de ver cómo la gente que menos lo merece consigue lo que quiere.
Estoy harta. De ver cómo aquellos que siempre han esperado el trabajo de sus vidas, y no han sacrificado nada por el camino, lo consiguen.
Esas divas y artistas que no se ensuciaron las manos trabajando en cualquier cosas para dejar de pedir dinero a papá y a mamá… Estoy harta de que a esa gente le vaya bien.
Estoy harta de tener mi potencial recluido en una sala inherte, haciendo un trabajo que, de lejos, hay quién dice "por lo menos tiene que ver algo con lo tuyo". Y un rabo, amigos, y me perdonan por el odio y la malsonancia. Hago un trabajo que bien podría ser de cadena de montaje, al menos si estuviera en una de éstas sabría a que me enfrentaría y no me tratarían de engañar diciendo que estoy en un sitio mejor.
Tampoco es que yo haya trabajado de cajera o teleoperadora, porque relativamente he tenido la suerte de aceptar cada trabajo que me proponían "de lo mío", mal pagados y abusivos, pero siempre me quedaba la última esperanza de "te servirá para aprender y formarte".
Y un rabo, otra vez.
Estoy harta de ver a estas divas y artistas, dejando trabajos de becario "en el sector", porque "jopé, yo no valgo para esto, yo soy una diva". Y luego, malditos, consiguen contratos.
Pero remóntate, ¿lo conseguiste tú?
O entraste por tu amiga que ya curraba ahí, la cual entró por que su padre es un señor de cierto reconocimiento.
Estoy harta.
Y sí. Estoy enchufada en este curro de cadena de montaje. Y si, por mi padre. Que veía la desesperación en mi cara y buscó donde no había.
Y provocó esto, para al menos, poder invitarle a comer de vez en cuando.
Y aunque odio este trabajo, tengo que darle las gracias.
Estoy harta y tengo odio.
Estoy harta de que no me funcione ni el trabajo, ni la familia ni el amor. Estoy harta.
Pero ni me rindo ni me voy. ¿O me tengo qué ir?
Porque otra cosa no, pero orgullo tengo para rato. Y soy capaz de reventar y romper todos los cristales del mundo.
Si.
Soy una jodida artista. Pero no voy de ello. Y de hecho, todo lo que creo, lo creo de gratis, para otros y para difundir.
Odio a los que consiguen las cosas sin más.
Y encima se quejan, se quejan y se quejan…
Lástima para vosotros que yo sea más y mejor.
Todos sabemos que a todo cerdo le llega su San Martín.
(y me perdonan por este comentario nuestros seguidores veganos).